jueves, 16 de agosto de 2007
Dedicado a Armando
¡¡¡¡ EL REY HA MUERTO DE VERDAD !!!!
Elvis Presley, en una imagen de archivo.
- Hoy se cumplen tres décadas de la muerte de Elvis Presley por un ataque al corazón.
- Sus últimos años estuvieron marcados por la decadencia personal y los excesos.
- Su figura pervive como uno de los grandes iconos de la música popular del siglo XX.
El Gallo se va del centro de Cáceres
La histórica fábrica de patatas fritas cacereña cierra por venta su local de la calle Antonio Silva, que llevaba abierto cuatro décadas, y continúa en Las Capellanías
La vieja costumbre de muchos cacereños de acudir a la calle Antonio Silva y comprar el correspondiente surtido de patatas fritas toca a su fin. Desde hace varias semanas, el despacho de la histórica fábrica El Gallo permanece cerrado. «Hemos vendido el local. Llevábamos allí 40 años», confirma Gabriel Condón, uno de los socios de la empresa e hijo de Nicolás Condón, el hombre que inició el negocio de las patatas fritas a la cacereña hace más de siete décadas. El Gallo se va del centro, pero mantiene intacta su actividad en el Polígono de Las Capellanías.
De allí salen a diario varios miles de bolsas de patatas fritas con destino a un mercado que se complica «porque cada vez hay más competencia», asume Condón. Sin embargo, los principales supermercados y las grandes superficies de la ciudad incluyen en sus ofertas la marca cacereña, lo que facilita su adquisición a los consumidores.
«Hemos cerrado el despacho precisamente por eso. Ya no es como antes, que para comprar las patatas había que ir a la calle Antonio Silva. Desde hace un tiempo se pueden comprar en cualquier sitio de la ciudad. No tenía mucho sentido mantener abierta esa dependencia, sobre todo porque la sede de Las Capellanías sigue a pleno funcionamiento», razona Gabriel Condón, que comparte con su hermano Nicolás las labores de intendencia de una firma que mantiene la tradición del sabor al cabo de los años.
El 'abuelo Nicolás' comenzó la aventura en los años 20. Vendía las patatas fritas en cucuruchos. «Le llamaban 'el gallo', suponemos que por las voces que daba vendiendo las patatas», recuerdan en su casa. Sus hijos (Gabriel, Nicolás y Miguel) continuaron una trayectoria que va camino de un siglo de vida y que incluso intentó asumir el reto de salir de Extremadura. «Estuvimos en sitios como Madrid y Sevilla, pero lo dejamos. La competencia es cada vez más fuerte. Nuestro negocio principal está en Cáceres», analiza Gabriel Condón, que no ve la menor incidencia en la producción y venta de las patatas fritas El Gallo por el cierre de la oficina de Antonio Silva.
«Éste era un negocio de cuatro hermanos y dos se jubilaron. Quedamos Nicolás y yo. Si observas la situación, en el despacho ya se vendía menos, porque los cacereños tienen las patatas a su disposición en cualquier supermercado. Esto ya no es igual que antes. Los hábitos y el consumo han cambiado en estos años», subraya.
Gabriel Condón defiende la propuesta de las patatas fritas más cacereñas: «Hacemos un producto absolutamente artesanal. Muy cuidado. Nuestras patatas llegan sobre todo a Cáceres y Badajoz. Y así seguiremos».
La vieja costumbre de muchos cacereños de acudir a la calle Antonio Silva y comprar el correspondiente surtido de patatas fritas toca a su fin. Desde hace varias semanas, el despacho de la histórica fábrica El Gallo permanece cerrado. «Hemos vendido el local. Llevábamos allí 40 años», confirma Gabriel Condón, uno de los socios de la empresa e hijo de Nicolás Condón, el hombre que inició el negocio de las patatas fritas a la cacereña hace más de siete décadas. El Gallo se va del centro, pero mantiene intacta su actividad en el Polígono de Las Capellanías.
De allí salen a diario varios miles de bolsas de patatas fritas con destino a un mercado que se complica «porque cada vez hay más competencia», asume Condón. Sin embargo, los principales supermercados y las grandes superficies de la ciudad incluyen en sus ofertas la marca cacereña, lo que facilita su adquisición a los consumidores.
«Hemos cerrado el despacho precisamente por eso. Ya no es como antes, que para comprar las patatas había que ir a la calle Antonio Silva. Desde hace un tiempo se pueden comprar en cualquier sitio de la ciudad. No tenía mucho sentido mantener abierta esa dependencia, sobre todo porque la sede de Las Capellanías sigue a pleno funcionamiento», razona Gabriel Condón, que comparte con su hermano Nicolás las labores de intendencia de una firma que mantiene la tradición del sabor al cabo de los años.
El 'abuelo Nicolás' comenzó la aventura en los años 20. Vendía las patatas fritas en cucuruchos. «Le llamaban 'el gallo', suponemos que por las voces que daba vendiendo las patatas», recuerdan en su casa. Sus hijos (Gabriel, Nicolás y Miguel) continuaron una trayectoria que va camino de un siglo de vida y que incluso intentó asumir el reto de salir de Extremadura. «Estuvimos en sitios como Madrid y Sevilla, pero lo dejamos. La competencia es cada vez más fuerte. Nuestro negocio principal está en Cáceres», analiza Gabriel Condón, que no ve la menor incidencia en la producción y venta de las patatas fritas El Gallo por el cierre de la oficina de Antonio Silva.
«Éste era un negocio de cuatro hermanos y dos se jubilaron. Quedamos Nicolás y yo. Si observas la situación, en el despacho ya se vendía menos, porque los cacereños tienen las patatas a su disposición en cualquier supermercado. Esto ya no es igual que antes. Los hábitos y el consumo han cambiado en estos años», subraya.
Gabriel Condón defiende la propuesta de las patatas fritas más cacereñas: «Hacemos un producto absolutamente artesanal. Muy cuidado. Nuestras patatas llegan sobre todo a Cáceres y Badajoz. Y así seguiremos».
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