La histórica fábrica de patatas fritas cacereña cierra por venta su local de la calle Antonio Silva, que llevaba abierto cuatro décadas, y continúa en Las Capellanías
La vieja costumbre de muchos cacereños de acudir a la calle Antonio Silva y comprar el correspondiente surtido de patatas fritas toca a su fin. Desde hace varias semanas, el despacho de la histórica fábrica El Gallo permanece cerrado. «Hemos vendido el local. Llevábamos allí 40 años», confirma Gabriel Condón, uno de los socios de la empresa e hijo de Nicolás Condón, el hombre que inició el negocio de las patatas fritas a la cacereña hace más de siete décadas. El Gallo se va del centro, pero mantiene intacta su actividad en el Polígono de Las Capellanías.
De allí salen a diario varios miles de bolsas de patatas fritas con destino a un mercado que se complica «porque cada vez hay más competencia», asume Condón. Sin embargo, los principales supermercados y las grandes superficies de la ciudad incluyen en sus ofertas la marca cacereña, lo que facilita su adquisición a los consumidores.
«Hemos cerrado el despacho precisamente por eso. Ya no es como antes, que para comprar las patatas había que ir a la calle Antonio Silva. Desde hace un tiempo se pueden comprar en cualquier sitio de la ciudad. No tenía mucho sentido mantener abierta esa dependencia, sobre todo porque la sede de Las Capellanías sigue a pleno funcionamiento», razona Gabriel Condón, que comparte con su hermano Nicolás las labores de intendencia de una firma que mantiene la tradición del sabor al cabo de los años.
El 'abuelo Nicolás' comenzó la aventura en los años 20. Vendía las patatas fritas en cucuruchos. «Le llamaban 'el gallo', suponemos que por las voces que daba vendiendo las patatas», recuerdan en su casa. Sus hijos (Gabriel, Nicolás y Miguel) continuaron una trayectoria que va camino de un siglo de vida y que incluso intentó asumir el reto de salir de Extremadura. «Estuvimos en sitios como Madrid y Sevilla, pero lo dejamos. La competencia es cada vez más fuerte. Nuestro negocio principal está en Cáceres», analiza Gabriel Condón, que no ve la menor incidencia en la producción y venta de las patatas fritas El Gallo por el cierre de la oficina de Antonio Silva.
«Éste era un negocio de cuatro hermanos y dos se jubilaron. Quedamos Nicolás y yo. Si observas la situación, en el despacho ya se vendía menos, porque los cacereños tienen las patatas a su disposición en cualquier supermercado. Esto ya no es igual que antes. Los hábitos y el consumo han cambiado en estos años», subraya.
Gabriel Condón defiende la propuesta de las patatas fritas más cacereñas: «Hacemos un producto absolutamente artesanal. Muy cuidado. Nuestras patatas llegan sobre todo a Cáceres y Badajoz. Y así seguiremos».
7 comentarios:
Las mejores patatas del mundo.
HOmbre la verdad, es que el hombrino alli, ya no hacia nada, solo leia e marca. Por suerte para ellos se han expandido y hoy en dia se pueden comprar sus patatas en casi todos los supermercados de caceres.
Las patatas el gallo son un icono de caceres igual de importante que la torre de bujaco.
Hombre, están buenas....pero yo creo q más que las mejores del mundo debe ser que aprendimos a degustar patatas fritas comiendo las del gallo y ese sabor nos retorna a la infancia y a la felicidad de ciertos recuerdos en el fondo de nuestra memoria que hacen que nos parezcan que están tan buenas......
Son las mejores del mundo y punto pelota!
Amen
Yo no se si serán las mejores del mundo, para que entrar en esa discusión, sólo se que están buenísimas.
Como anécdota contar que unos primos de mi madre de Valladolid, cada vez que vienen a Cáceres se llevan el maletero lleno de bolsas grandes de patatas el gallo.
Mi padre cuando trabajaba en la gestoría que le lleva los papeles, me comentó que les habían llovido ofertas para exportarlas a muchas partes del Reino de España, pero que desecharon ofertas ya que se hubiera perdido la fórmula de producción artesanal que es la que le confiere ese sabor inigualable.
Yo recuerdo que Manolo el alemán también se llevaba unas cuantas en el maletero cuando se iba
Nací en Madrid hace muchos años y aún recuerdo las patatas fritas que hacían en un churrería cercana a donde vivía, estaban de muerte. Desde entonces, he probado muchas marcas de patatas fritas, ya que para mi es el mejor aperitivo con una cervecita, y ninguna se le parece ni por el forro... hasta que llegué por razones del destino a Cáceres y desde entonces no pruebo más patatas fritas que la del Gallo, no se si serán las mejores del mundo, pero deben ser buenas ya que me recuerdan a las de mi infancia.
Saludos.
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