jueves, 7 de agosto de 2008

Man Vs. Wild: Bear Eats Gigantic Rhino Beetle Larvae

A ver que os parece el supergusano ...

Albert Hofmann

De albert a albert y tiro por que me toca. He leído recientemente que con 102 años (estaba freggggquísimo el viejales) ha muerto el 29 de abril Albert Hofmann. ¿Quién? Albert Hofmann COPÓN! el padre y descubridor de la dietilamida de ácido lisérgico más conocido como lucy in the sky with diamonds (LSD).
Pues lo curioso del caso es que este químico sintetizó por primera vez esta sustancia en 1938, mientras estudiaba los derivados del ácido lisérgico. Pero el proyecto quedó abandonado , metieron las muestras en un cajón y hasta luego lucas (qué desperdicio de tiempo! qué derroche!).Sin embargo, más tarde , el 16 de abril de 1943 le dió al bueno de nuestro amigo Albert, por enredar otra vez con el tema, porque según él tuvo 'la sensación de que esta sustancia podría poseer otras propiedades además de las establecidas en las primeras investigaciones' y así sintetizó de nuevo el LSD-25.

DESCUBRIMIENTO DE LOS EFECTOS DEL LSD

Esta parte es la que más me gusta.


Mientras purificaba y cristalizaba el LSD, una serie de sensaciones extrañas le interrumpieron. Había absorbido una pequeña cantidad a través de la punta de sus dedos, y describiría las consecuencias en el informe que envió en aquel momento al Profesor Stoll:


Viernes 16 de Abril, 1943, me vi forzado a interrumpir mi trabajo en el laboratorio a media tarde y dirigirme a casa, encontrándome afectado por una notable inquietud, combinada con cierto mareo. En casa me tumbé y me hundí en una condición de intoxicación no-desagradable, caracterizada por una imaginación extremadamente estimulada. En un estado parecido al del sueño, con los ojos cerrados (encontraba la luz del día desagradablemente deslumbrante), percibí un flujo ininterrumpido de dibujos fantásticos, formas extraordinarias con intensos despliegues caleidoscópicos. Esta condición se desvaneció dos horas después.


La única explicación que encontró, fue que hubiera absorbido a través de la punta de los dedos parte de la solución de LSD mientras se cristalizaba; el LSD-25, dedujo, debía ser una sustancia de potencia extraordinaria si había hecho eso con una cantidad tan pequeña. Decidido a llegar al fondo del asunto, decidió llevar a cabo un experimento sobre sí mismo.

Así, tras una prueba con una cantidad menor, tres días después consumió 250 microgramos de LSD (cuando la dosis normal para un viaje guapo es de 25 microgramos, es decir, se empastilló por diez!).Y esta vez los efectos serían mucho mayores, menudo colocón, el Doctor Albert Hoffman necesitaba hacer grandes esfuerzos para poder hablar. Pidió a su asistente en el laboratorio, quien estaba al tanto del experimento, que le acompañase a casa; fueron en bicicleta, dando pie a lo que ya es leyenda, quizá el más famoso de los paseos en bicicleta (más que el de ET Y Elliot?).

Albert empezó a asustarse, viéndolo todo en su campo de visión ondulado y distorsionado, como si se tratara de un espejo curvado, y con la sensación de no estar moviéndose (aunque sería realmente lo contrario, y llegaron rápidamente a casa, y a la velocidad de la luz, por eso duró 102 años el viejales?). Los efectos eran lo bastante fuertes como para que Albert no pudiera sostenerse en pie, y tuvo que dejarse caer en el sofá mientras solicitaba leche y su entorno se transformaba, los muebles girando y en contínuo movimiento, y adquiriendo formas grotescas que asustaban al Doctor, quien preguntaba por el condensador de fluzo insistentemente.

Más preocupante que el remolino de alrededor, era el vórtice que amenazaba con absorber a Hoffman en su interior. Todo intento de ejecutar su voluntad y detener en sus palabras ”la desintegración del mundo exterior y la disolución de mi ego”, era en vano. Sintió que un demonio le invadía y poseía su cuerpo, mente y alma; gritando y hundiéndose en su impotencia, aniquilado por la sustancia que había experimentado; ¿estaba muriendo, era esto la transición? ¿Iba a morir por su atrevimiento experimentando con esta sustancia que había reaccionado de forma inesperada, aunque lo hubiera hecho con las mayores precauciones que había sido capaz? (¿y su mujer y sus tres hijos?).

Sin embargo, no fue capaz el doctor familiar de detectar ningún síntoma anormal más allá de unas pupilas muy dilatadas, a pesar de las intensas indicaciones de Albert Hoffman acerca del peligro mortal en el que se encontraba. El viaje fue diluyéndose poco a poco, y el Doctor Hoffman pasó a un sentimiento de gratitud y de poseer una inmensa suerte, empezando a disfrutar de los colores y juegos de formas que se desplegaban ante sus ojos, de los sonidos que se convertían en ilusiones ópticas fantásticas.

No podría concebir aún Albert Hoffman el uso del LSD-25 más allá de la medicina, una vez había percibido su cara más terrorífica; alguna pista sin embargo, tendría. Nada de “resaca”, al contrario, se encontraba limpio y radiante al día siguiente. Pero no sería hasta posteriores experimentos que empezaría a ser consciente de su potencial “visionario” e incluso curativo; un aspecto que fue desarrollado en los 60 por distintos departamentos universitarios de Psicología -especialmente conocido el del Doctor Timothy Leary en Berkeley-, hasta que llegó la prohibición del LSD por parte de los gobiernos, como contraofensiva ante los peligros que para su estabilidad suponía su uso por parte de la contracultura hippie.

El uso creciente del LSD entre la juventud estadounidense durante los años 60 de la sustancia descubierta en 1943 ya es historia.La experiencia psicodélica se convirtió en uno de los rasgos de identidad del movimiento hippie. El barrio de Haight-Ashbury, en San Francisco, corazón del movimiento, se convirtió en un supermercado psiquedélico, «el primer lugar donde se vendió ácido de forma masiva». Buena parte del arte de esa época, etiquetado como hippie, psiquedélico o psicodélico, se inspira en la experiencia de la LSD o pretende evocarla. Cuando el movimiento entró en decadencia, también lo hizo el consumo de alucinógenos, que fue perdiendo popularidad, desplazado por los opiáceos. etc etc etc