Una de las paradojas de la física cuántica más conocida es la de Erwin Schrodinger propuesta en 1937 más conocida por la paradoja del gato de Schrodinger.
Esta paradoja consiste en un experimento mental muy curioso y como es mental vamos a realizarlo que no cuesta dinero.
Tenemos que imaginarnos a un gato metido dentro de una caja que tenía una máquina radiactiva. Si esta máquina emitía una partícula concreta se destapaba un tubo de veneno en la dosis suficiente para que fuera mortal para el gato de forma instántanea. Las posibilidades de que la máquina lanzara la partícula en un tiempo de 60 minutos son del 50%. Es decir, por matemáticas puras, transcurrido el plazo de 60 minutos, el gato tendrá un 50 por ciento de posibilidades de estar muerto envenenado y otro 50 por ciento de estar vivito y coleando porque no se ha abierto el frasco del veneno. (Qué mala idea que tenía este físico).
Bien, hasta aquí lo fácil, ahora vamos a complicar nuestro experimento. Nuestro pensamiento corriente nos dice que si no abrimos la caja no sabemos si el gato está vivo o muerto. Pero, ahora viene lo importante, nuestra lógica nos dice que al margen de que nosotros nos enteremos de si el gato está vivo o muerto, si se ha soltado el veneno estará frito dentro de la caja nos enteremos o no.
Pero la física cuántica nos dice que en realidad el gato está en un doble estado dentro de la caja, vivo y muerto y sólo nuestra decisión de abrir la caja puede decantar a la realidad por ir hacia un final o hacia otro. Es decir, al abrir la caja medimos el fenómeno y esto modifica el estado del gato que era doble, vivo y muerto a la vez por uno sólo. La explicación a la paradoja es difícil pero para hacernos una idea podría ser algo así, entre otras cosas, como que la realidad sólo existiría en la medida en que nosotros la percibimos, y fuera de esta percepción nuestra particular no hay más que una especie de masa nebulosa de probabilidades que se van concretando en hechos conforme transcurren nuestras vidas. Es decir, el gato vive o muere sólo desde el momento en que nosotros sabemos el resultado del experimento.
Hasta entonces, su estado permanece dentro de un estado que podríamos llamar de incertidumbre cuántica.