La ministra de Defensa dio ayer la nota al acudir a la Pascua Militar con un atuendo y un discurso destinados sólo a llamar la atención, provocar y diferenciarse. Respecto al vestuario, la Casa Real es clara en sus exigencias de etiqueta (…) El vestuario de la ministra exhibido ayer no sólo no fue el adecuado, sino que evidencia un frívolo deseo de convertirse en el centro de todas las miradas. (…) Resulta un tanto ofensivo para el resto de asistentes su disposición a saltarse las reglas a su antojo, dando a entender que mientras los demás son unos anticuados o unos conformistas, ella es capaz de vestirse de gala marcando un estilo propio e informal.(…) Estamos seguros de que cualquiera que haya tenido que acudir a un acto regido por un estricto protocolo habrá sentido el deseo de romperlo unilateralmente y marcar su personalidad imponiendo sus gustos.
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